Octubre 2015
123 Ñuñoa, es la plataforma política y social que
reúne a las fuerzas sociales, ciudadanas y políticas de la comuna con el
objetivo político de ganar de manera unitaria el municipio en las próximas
elecciones municipales.
A su vez, este objetivo persigue un fin superior:
democratizar la comuna.
En efecto, es un diagnóstico transversal que esta
comuna necesita democratizarse e impulsar la más amplia participación
ciudadana. Este es, sin duda, el elemento
que aglutina el proyecto del 123; y detrás, las fuerzas socio-políticas que
lo conforman. En consecuencia, no se trata de ganar el municipio por el gusto
de ganarle a la derecha después de muchas elecciones; al contrario, ese
objetivo se sustenta en un proyecto de
comuna que empieza con su democratización. Surge, por tanto, una primera pregunta
relevante: ¿qué entendemos por democratizar la comuna?
Antes de responder, quiero seguir con el proyecto 123
Ñuñoa. El origen de esta plataforma encuentra raíces en el hecho de que ganarle
a Sabat era complejo, difícil y aparentemente “imposible” hasta cuando se
contaron los votos en la última elección. El diagnóstico apuntaba, por tanto, a
que sólo la unidad de las fuerzas
progresistas de la comuna “de la DC a
los igualitarios” aseguraba el triunfo. Por tanto, candidato único era la
orden del día.
Pero, a su vez, la posibilidad de un “candidato único”
instalaba dos interrogantes: ¿cómo elegirlo? y ¿con qué propuesta?
Como una respuesta a estas dudas políticas surge la
solución: primarias vinculantes y programa.
De este modo, la plataforma del 123 Ñuñoa surge
políticamente para ganar la alcaldía sobre la base de una trinidad: primarias,
candidato único y programa. En consecuencia, el candidato debería salir de una
primaria vinculante y gobernar sobre la base de un programa unitario y
consensuado por todos los actores involucrados.
Sin embargo, en
este camino de búsqueda y consenso unitario han surgido problemas políticos que
no han sido solucionados y se arrastran día a día, semana a semana y
asamblea en asamblea.
¿Cuáles son?
A mi entender son tres: confianzas, incertidumbre
sobre la posibilidad de hacer una primaria y débil conducción política de la
coordinación. Me voy a concentrar en los dos primeros.
Las
confianzas. Para nadie es desconocido
que el 123 esta cruzado por la desconfianza entre sus miembros: partidos, mundo
social y potenciales candidaturas. Este es, sin duda, un problema político de
proporciones que impide avanzar con certeza, fluidez y compromiso. No hay
instancia –asamblea o reuniones de coordinación- en que no se manifiesten las
desconfianzas expresadas en un lenguaje de confrontación, en tensiones entre
fuerzas políticas y en ataques velados y/o directos a los potenciales
candidatos.
La expresión política de esta desconfianza al interior
de la plataforma se expresa en que no se “creen
unos a otros”, en que no se “aceptan
unos a otros”, en que no se “respetan
unos a otros”. En consecuencia, ¿cómo construir un proyecto común cuando no
hay confianza y camaradería entre sus miembros?
La primaria. Sólo desde la última asamblea hubo un sinceramiento
de que bajo la actual ley no se pueden realizar primarias locales con pactos
que rompan los alineamientos nacionales. Un problema mayúsculo que debió tenerse claro desde el primer día y no
después de seis meses. En la primera asamblea de abril se planteó que una de
las comisiones de trabajo sería la comisión electoral; que, estaría encargada
de conocer y administrar todo lo relacionado al proceso de primarias. Pregunto:
¿existe esa comisión?
Ante este escenario hay dos posibilidades: que se
apruebe un proyecto de ley que haría posible su realización y/o hacer “primarias
morales” no sólo vinculantes, sino también organizadas, administradas y financiadas por la asamblea como
instancia soberana de la plataforma social y política del 123. Hoy, esta es la
única posibilidad.
Hay un segundo
problema en relación a las primarias. Se trata, de que en privado todos o
casi todos los actores políticos de la asamblea manifiestan dudas acerca de que
esta plataforma funcione y logre su objetivo. Hay mucha incertidumbre al
respecto. No obstante, en público todos se muestran partidarios y comprometidos
con este proceso; sin embargo, ninguno lo ha hecho de forma oficial y formal:
sólo buenas intenciones.
Por otro lado, es evidente -sobre todo, en el contexto
de una política nacionalizada- que ninguna fuerza política a nivel local está
en condiciones políticas de hacer un compromiso formal con el proceso unitario.
Ninguna lo ha hecho. Insisto, “sólo buenas intenciones”. Esto, sin embargo, no
desconoce el hecho de que hay voluntad de avanzar en el proceso; sobre todo,
cuando la unidad asegura el triunfo.
Hay un tercer
elemento. Se trata, del “factor DC”. A la fecha, la DC local no participa
de la plataforma unitaria; y, hasta donde se sabe, no tiene intención de
hacerlo. Esto, sin duda, es un problema político no sólo para el proyecto 123,
sino también –y, sobre todo- para la Nueva Mayoría.
Este hecho, ¿puede hacer fracasar la primaria
local? O, acaso, la Nueva Mayoría
comunal va seguir confiando en que el aislamiento de este partido va terminar
generando las condiciones para su incorporación. A la fecha, es un problema que
no tiene respuestas. No es un problema menor.
Un cuarto problema
tiene que ver con que a la fecha no hay candidaturas oficiales. Seguimos en el
terreno de la especulación. No obstante, rumores, suposiciones y declaración de
intenciones llenan el vacío que se produce. En esta última dirección, se sabe
que el PPD, el PC y los socialistas han manifestado la voluntad de competir.
Del mismo modo, los radicales manifestaron –en una oportunidad- que no llevan candidato a la primaria ya sea de la Nueva Mayoría o del
123.
Al respecto, ¿qué tienen que decir los progresistas,
Revolución democrática y el Frente Amplio?
Esta situación, instala un hecho político: ¿cómo la
Nueva Mayoría va definir su candidato? Sin embargo, surge un problema a
resolver y del que no se tiene claridad.
Hay dos escenarios posibles. El primero se construye sobre
la base de que no se realice
la primaria bajo la plataforma y el compromiso del 123. Esto, obliga “naturalmente” a que la Nueva Mayoría
haga su primaria y lleve candidato único al municipio.
El problema, surge en el segundo escenario; es decir, que si se realicen primarias
unitarias bajo el 123. Esto, obliga a que la NM decida competir al interior del
123 con candidato único –surgido de una primaria o una negociación- o competir
con todas sus opciones en la primaria del 123.
A su vez, esto plantea dos problemas a resolver:
definir la fecha previa a la primaria unitaria -¿cuándo se hace?- y evaluar el
impacto de la fragmentación en su resultado final; que, sin duda, puede
conducir a perder la primaria frente a las fuerzas autodefinidas como “no
duopolicas”.
Finalmente, no hay que olvidar que independientemente
de estos problemas políticos, hay una demanda transversal que los une a todos:
“democratizar la comuna”.
Democratizar la comuna implica dos cosas: fomentar y
fortalecer la participación socio-ciudadana y de la sociedad civil local e
instalar una estilo de gestión participativo –no necesariamente vinculante-, transparente,
amable, cercano e inclusivo.
Esta idea fuerza que une a todos los actores sociales,
políticos y ciudadanos de la comuna plantea una primera pregunta: ¿quién interpreta mejor ese tipo de
liderazgo?
Los tiempos se agotan y la plataforma del 123 avanza lentamente para cumplir sus objetivos. Ha llegado el momento de empezar a despejar dudas e instalar compromisos. Ha llegado el momento de apurar el tranco y sincerar posiciones. Ha llegado el momento de entender que el 123 es el pilar fundacional para avanzar hacia un modelo local de democracia.
Los tiempos se agotan y la plataforma del 123 avanza lentamente para cumplir sus objetivos. Ha llegado el momento de empezar a despejar dudas e instalar compromisos. Ha llegado el momento de apurar el tranco y sincerar posiciones. Ha llegado el momento de entender que el 123 es el pilar fundacional para avanzar hacia un modelo local de democracia.
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