Octubre-2015
En análisis anteriores he venido insistiendo en que la
política local ha cambiado de manera profunda en las últimas semanas. La
debilidad de la derecha y el auge progresista son los dos hechos que definen el
cambio en la política de la comuna. Este hecho ha generado las condiciones para
que el apetito por dirigir el municipio aumente y la lucha por el objetivo se
intensifique.
Esta situación explica, sin duda, lo que ocurrió al
interior de la Nueva Mayoría semanas atrás cuando hubo que negociar y concordar
un nombre para competir por el sillón municipal en el concejo. Sabemos que no
hubo consenso y que la “unidad” de votar todos por si mismos se parece más a un
tongo que a un ejercicio unitario: una salida
política a un nudo político.
Si nos introducimos en las tinieblas del poder observamos
que esto se explica simple –y complejamente- porque las primarias de la Nueva Mayoría en Ñuñoa comenzaron. Evidente,
ningún aspirante –porque, al menos tres los son- estaba dispuesto a visibilizar
al otro. Esto es política y nada se regala. Se abre, por tanto, una nueva
fase en la política local. Será, sin duda, un largo período que debe culminar
con un candidato oficialista surgido de una primaria o una negociación. Hoy,
todo es posible.
Pero, para llegar a ese candidato hay muchas
situaciones y coyunturas que hay que resolver. La primera, tiene que ver con las negociaciones nacionales y el rol
que la comuna va jugar en ellas. Seamos claros, no se puede hacer nada en el
plano local sin que los niveles nacionales hayan decidido y negociado con los
otros partidos del bloque que se va hacer en tal o cual comuna. En una
negociación municipal el movimiento de las fichas es muy complejo. Todos los
aspirantes pueden ser eventualmente piezas de canje.
De hecho, no es extraño escuchar que el candidato de
la Nueva Mayoría de la comuna sería impuesto por las cúpulas nacionales. Se ha
dicho, que Navarrete busca esa nominación y ha comenzado a sonar Soledad Alvear
en la DC. A mi entender, hay poco espacio para una solución de ese tipo. Por ello, lo más probable es que el asunto
se resuelva en una primaria. Aquí, surgen otros problemas.
Lo primero que se debe resolver es si la Nueva Mayoría
va competir en las “potenciales” primarias del 123 Ñuñoa. Hoy, oficialmente
ningún partido lo tiene resuelto.
Si decide no
competir al interior 123 Ñuñoa, todo
es más fácil y directo. Las
tensiones se reducen y las lealtades se conservan. No obstante, no todo está
resuelto ni definido; por ejemplo, no sólo hay un nudo de tensión en torno al
padrón de la primaria, sino también surge el problema de que la DC quiere
nominar al candidato vía negociación. Insisto, hoy las negociaciones de ese
tipo son inviables.
En este escenario, se realizarían primarias en Junio
probablemente en el marco de la ley. A la fecha cuatro son los aspirantes:
Navarrete –PPD-, Mendoza –PS-, Placencia –PC- y Castillo –DC-. Ya sabemos, que
los radicales han dicho que no llevaran candidato a esta instancia. Como esto
es política se pueden producir cambios y el escenario sufrir modificaciones. Lo
único evidente es que la primaria empezó y con ello la campaña municipal. Los
candidatos ya despliegan sus estrategias. Lo ocurrido en el concejo ya fue el
primer gallito.
Si decide
competir al interior del 123 Ñuñoa,
surgen dos problemas. El primero, en torno a si va la DC o no va; y, el
segundo, en torno a si compiten en esa primaria con candidato único o todos
compitiendo al interior de la plataforma con los sectores autodenominados “no
duopolicos”.
Voy a insistir, en que si la DC local no participa de
esa plataforma ciudadana, la Nueva Mayoría no puede dejar a la DC en el
aislamiento. Ese mismo hecho, implica no sólo un quiebre del oficialismo a
nivel local –con sus costos correlativos-, sino
también que la DC lleve candidato propio a la elección de Alcalde. Es
evidente, que en ese escenario no hay unidad opositora. Optar, por una
plataforma incierta –que, de todos modos es más política que social- y dominada
por fuerzas que han sido oposición permanente a la Concertación de ayer y a la
Nueva Mayoría de hoy, es un actitud política ajena a una larga tradición de
trabajo conjunto; sobre todo, cuando hay que seguir impulsando reformas
inclusivas. ¿Qué van a privilegiar los partidos de la Nueva Mayoría local?
Esa es la opción para los partidos de la Nueva
Mayoría. Participar de la primaria del 123 Ñuñoa, implica que la DC vaya por
fuera. Seamos claros, hoy la DC no va participar de la plataforma del 123
Ñuñoa. Desde el punto de vista electoral y del cálculo político este escenario
es el peor para la Nueva Mayoría. No sólo pierde políticamente, sino también
tiene suma cero en votos. En efecto, lo que gana con los 8.000 votos que
aportan los “no duopolicos”, los pierde con la DC fuera del pacto. Sin duda,
pierde harto más votos que esa cifra. Por todos lados, mal negocio.
Ahora, si la DC decide competir en esta plataforma
–pensada y diseñada para sacar a Sabat- hay que resolver si se va competir en
esa primaria con candidato único o con todos sus aspirantes. En rigor, con la
DC afuera o adentro el escenario es el mismo y la pregunta válida.
Para el
primer caso –candidato único- hay que
resolver el ¿cómo se elige ese candidato?
Las opciones son dos: primarias o negociación. La
negociación en torno a un candidato –como se ha hecho desde el 2004- es poco
viable.
Por tanto, ese candidato saldría de una primaria en
que la DC está dentro o fuera. En ese escenario, ya vimos que hay cuatro
opciones –eventualmente tres-. Surgen, nuevamente algunas interrogantes: ¿en
qué fechas serían esas primarias, si las legales serían en Junio del próximo
año?; acaso, ¿se harían entre marzo y mayo?; ¿es viable tener dos primarias
entre marzo y junio, para luego, ir a una municipal en octubre?; ¿quién va
financiar esas primarias?
Seamos claros, hay un problema de tiempo político que
hace complejo y “cuasi” inviable seguir ese escenario. En consecuencia, hacer
dos primarias –la de la Nueva Mayoría y la del 123- y luego competir en una
municipal en un lapso de 8 meses -entre marzo y octubre- parece, al menos,
inviable políticamente.
La otra
opción, es que la Nueva Mayoría
compita con todos sus candidatos en la primaria del 123 Ñuñoa. El escenario,
también parece inviable no sólo porque la fragmentación de los votos puede hacer
que terminen ganando las fuerzas “no duopolicas”, sino también porque la DC
local no va participar en ese proceso. Todo indica, que si la NM va a la
“primaria del 123” no lo hará compitiendo con todos sus candidatos. De lo
contrario, tendríamos dispersión de votos, una DC aislada e incómoda, un PC
potenciado y un PS con resultado incierto. Este es, el escenario más inviable
políticamente.
El análisis anterior, en consecuencia, nos conduce a
una primaria de la Nueva Mayoría en junio del próximo año. Es decir, a un
escenario en que el oficialismo no participa de las primarias del 123 Ñuñoa por
una cuestión de tiempo político, de compromisos políticos y de estrategia
política. Sólo se han planteado preguntas que otros deben resolver. La política
cambia realidades combinando voluntarismo y realismo.