jueves, 14 de julio de 2011

La brutalidad de la guerra y la desigualdad de la política

15-Julio-2011
La política y las desigualdades que se generan a todo nivel y en todo lugar es brutal. La teoría política –entre ellas, las reflexiones del pacto y la soberanía- se debate entre dos afirmaciones; si la política es la guerra continuada con otros medios o la guerra es la política continuada con otros medios. 

Los hechos y la historia confirman que se trata de una dialéctica que no tiene origen. Rastrear el momento en que se pasa de la naturaleza a la historia o del instinto a la razón es una reflexión que sobrepasa el objetivo de esta breve reflexión. 

Sin embargo, desde que hay historia social podemos seguir la huella de esta dialéctica, plantear algunas hipótesis y sorprendernos de la brutalidad y de la violencia de la historia. De hecho, la historia de Chile entrega muchas luces para entender la sucesión histórica que hay entre política y guerra; entre pacto y enfrentamiento; entre paz y muerte. 

Lo que me motiva y aclara el asunto son las reflexiones de Foucault. En esa dirección, el intelectual francés afirma que “La política es la guerra continuada con otros medios. Esto quiere decir tres cosas: 

1. que las relaciones de poder tal como funcionan en una sociedad como la nuestra se han instaurado, en esencia, bajo una determinada relación de fuerza establecida en un momento determinado, históricamente localizable de la guerra, 

2. y si... el poder político hace cesar la guerra, hace reinar... la paz en la sociedad civil, no es para suspender los efectos de la guerra... sino, para reinscribir, perpetuamente, esta relación de fuerza mediante una especie de guerra silenciosa, de inscribirla en las instituciones, en las desigualdades económicas... es decir, la política sería la corroboración y el mantenimiento del desequilibrio de las fuerzas que se manifiestan en la guerra... y 

3. que la decisión final no puede venir más que de la guerra, de una prueba de fuerza en la que, las armas serán los jueces". 

El texto de Michael Foucault es cruel y brutal. No deja de impactarme cada vez lo leo. 

Al mismo tiempo no puedo dejar de pensar en los orígenes de la República hacia 1810, en la derrota de los federalistas y liberales en Lircay, en la Constitución del ’33 que se instaura desde ese momento, en la nueva derrota de los liberales en el ’51, en la muerte de Balmaceda, en las matanzas obreras, en la Constitución del ’25 y la traición de Alessandri, en el golpe del ’73 y la constitución del ’80, en los enclaves autoritarios del pinochetismo y en el sueño vigente de una Constituyente. La historia seguirá su curso y su lucha; sus enfrentamientos, violencias y sangre.